Siempre cuando se es pequeña, en la mayoría de los casos se tienen muñecas, en mi caso las adoraba pero no las tenía ( o no me duraban) y empecé a aborrecerlas, también todo lo que las "niñas" hacían, como jugar a la cocinita, a la mamá,a pasear juntas como comadres, hablar de chicos, arreglarse como niña delicada y dulce, eso me daba alergia, al menos eso quería, con el tiempo también desprecié la idea de ser madre, con la típica repuesta: adoptaré! y eso suele pasar... negando rotundamente que la maternidad se hizo para otras chicas no para mi.. como si no le pasase a la mayoría, etapa de negación maternal, que la verdad yo quería ser chico o un ser asexuado para evitar que se fijen en mí, para que no me hagan daño...
y le agarré el gusto a ser el "chico" como me llamaba mi padre, odiaba las delicadezas y las faldas, como las odiaba, (todavía lo hago pero no moriré si me pongo una) me daba alergia cualquier muestra de cariño o "cursilería" aunque en el fondo realmente quería ser una linda señorita porque en el fondo era frágil.
Por más que tenga esa caparazón de tortuga galápagos, quería en el fondo ser esa muñeca esa señorita,lo intentaba, mi madre me lo rogaba, pero ¡no! terca como siempre me enfrasqué ahí, y para no irme del tema, como contaba al principio, no quería ser madre, pero hoy casi súbitamente, me invade una ternura ver hacia el pasado, en mi niñez la lindura de infante que fuí, precoz, traviesa, adorable, locuaz y preguntona y ahora contrasto esa figurita con cada niña vestida con chompita de punto y un adorable vestido, cuando caminan con gracia y sonríen con esa protuberancia del labio superior que solo tienen los bebés, y sonrío cunado veo esos angelitos...
no puedo ocultar que lo que más quisiera es una niña. pero por ahora mis únicos hijos que tendré son mis obras de arte, y un sueño que salte a la realidad...
